La esencia escurridiza de los sentimientos: una reflexión personal sobre la flexibilidad
- CatLex Method
- 9 ene
- 3 Min. de lectura

En una conversación reciente conmigo mismo, me encontré reflexionando sobre la naturaleza de los sentimientos, esas experiencias subjetivas que colorean mi percepción del mundo y dan forma a mis acciones. A diferencia de los procesos racionales y lógicos, los sentimientos parecen emerger de un lugar más profundo, un territorio inexplorado donde mi consciencia se entrelaza con mi biología y mi experiencia individual.
Pensando en los 20 años que llevo de hacer circo y como todas lo aprendido se ha convertido en quien soy ahora y lo que enseño, me han hecho definir los sentimientos como "reacciones inconscientes que surgen de la experiencia y la percepción del mundo". Esta definición, que resuena con la visión de muchos filósofos y psicólogos que he leído, me invita a pensar en mis emociones como respuestas pre-reflexivas, que se manifiestan antes de que pueda analizarlas o controlarlas, ó incluso llegar a entenderlas, poniendo en ejemplo nuestras sensaciones al movernos y la forma en que nos movemos o nos sentimos como reacción a un movimiento especifico.

Y es que, en el contexto de la flexibilidad del cuerpo, que es lo que más enseño en este momento de mi vida, esta idea cobra aún más relevancia. Cuando estiro mis músculos, por ejemplo, experimento una serie de sensaciones que van más allá del simple estiramiento de las fibras musculares. Mi instinto, esa sabiduría ancestral grabada en mi código genético, reacciona ante la sensación de estiramiento. Siento una resistencia natural, un impulso a proteger mi cuerpo de un posible daño. Que con lo años y los estudios aprendí a controlarlo y a observar como mi cuerpo se fue transformando, y como el de mis estudiantes pasaba a traves de las clases de un rechazo a una sensación de placer cuando estiraban. Pero si me sobreestiro, una punzada de dolor me alerta, (la primera sensación de una mal alineamiento o una mala adaptación de mi estado corporal del día) y puedo incluso experimentar miedo, una respuesta primitiva ante la vulnerabilidad que siento al exponer mis músculos y articulaciones, claro no de manera conciente al 100% sino mas bien como algo que entiendo y que mi cuerpo me comunica.
Este miedo, sin embargo, no es infundado. Al estirar arcos, por ejemplo, donde nuestros órganos internos quedan más expuestos, nuestro cuerpo puede entrar en un estado de alerta, incluso de desesperación. Es como si una alarma interna se activara, recordándonos la importancia de proteger nuestra integridad física.
Pero aquí es donde entra en juego la mente. Porque si bien el instinto nos impulsa a la autoprotección, también podemos aprender a modular esa respuesta. Podemos reeducar nuestro cuerpo, enseñarle que el estiramiento, aunque a veces incómodo, no es una amenaza, sino una oportunidad para crecer y expandir los límites.

Yo siempre pienso:
Para ser más flexible, necesito trabajar no solo mi cuerpo, sino también mi mente. Debo aprender a gestionar el dolor, a transformarlo en una señal de progreso, en una sensación placentera de liberación y expansión. Y esto implica confrontar mis miedos, aceptar la vulnerabilidad y confiar en la capacidad de mi cuerpo para adaptarse y superarse., debo de darle tiempo al cuerpo de acostumbrarse a la Zona de Disconfort que existe más allá de mis rangos actuales de movilidad, y procesar en el tiempo que la constancia expandirá mi zona de confort hacia nuevas posiciones, ejercicios y capacidades. Sin olvidar que la técnica es mucho más importante que la satisfacción de llegar rápido sacrificando mi salud.
En este proceso, mis experiencias pasadas juegan un papel fundamental. Si he sufrido lesiones previas, mi cuerpo puede reaccionar con mayor cautela, con mayor resistencia al estiramiento. Por eso, es importante reconocer y honrar esas experiencias, pero sin dejar que me limiten. Puedo usarlas como aprendizaje, como una guía para avanzar con consciencia y respeto hacia mi propio cuerpo.
Para cerrar esta charla con ls lectores, la flexibilidad, tanto física como mental, es un camino de autoconocimiento y superación a traves de los estiramientos, donde la pausa para analizar lo que sentimos y la guia del conocimiento adecuando nos da la seguridad de hacer las cosas bien, Es un proceso que me invita a explorar mis límites, a desafiar mis miedos y a descubrir la belleza de la adaptación y el cambio.
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